La inadecuada iluminación en el trabajo constituye un riesgo para la salud de los empleados debido a la apreciación errónea de la posición, forma o velocidad de un objeto.
El ser humano tiene gran capacidad para adaptarse a las diferentes calidades lumínicas, pero una deficiencia en la iluminación del puesto de trabajo puede provocar errores y accidentes debido a la falta de visibilidad y deslumbramiento, además de provocar la aparición de fatiga y trastornos visuales. Es por eso que abordamos la importancia de una correcta iluminación en el trabajo, qué debemos tener en cuenta y cuáles son los niveles de iluminación adecuados.
Es importante un acondicionamiento lumínico acorde a cada puesto de trabajo, realizar un análisis de las características de las que deben disponer los diferentes sistemas, adaptar las tareas a realizar y tener en cuenta las características individuales. La iluminancia o nivel de la iluminación se define como el flujo luminoso que incide sobre una superficie y su unidad de medida es el lux.
Para poder prevenir problemas por una iluminación inadecuada en el trabajo es importante adoptar medidas preventivas:
- Incrementar la luz natural si es posible, ya que posee mejores cualidades que la artificial.
- Usar colores claros para las paredes y techos cuando se requiera mayor nivel de iluminación.
- Iluminar escaleras, zonas de paso, rampas, pasillos y áreas comunes.
- Eliminar las superficies brillantes, el deslumbramiento directo y evitar que la luz solar se proyecte directamente sobre las superficies de trabajo.
- Emplear iluminación artificial cuando no sea posible la natural y para complementar el nivel de iluminación insuficiente proporcionado por la luz diurna.
- Realizar un mantenimiento periódico de las luminarias: limpieza de estas y sustitución de las lámparas fuera de servicio.
- Emplear persianas, estores, cortinas o toldos destinados a controlar la radiación solar directa.